Cuando estén todas bien cubiertas con el caramelo que se ha ido formando, se pone el fuego más fuerte, y se sigue moviendo hasta que las almendras se pongan algo brillante.
Se sacan rápidamente y se separa unas de otras con la ayuda de una espátula. Una vez frías se pueden guardar en tarros de cristal cerrados y por supuesto... ¡alejado de los niños!
Es una golosina muy apreciada y energética, por supuesto no se debe abusar pero para las fiestas están muy bien.